13 febrero 2013

Invertimos en ti


A menudo nuestros clientes nos preguntan a qué destinamos el dinero de las continuas subidas que, año tras año, aplicamos a nuestros cercanías y regionales. Evidentemente una de las cosas a las que más dinero dedicamos es a comprar trenes, llevando gastados en los últimos años unos 6.000 millones de euros, cosa así, pero como la mayoría de esos trenes normalmente están parados y algunos ni los hemos llegado a sacar del retractilado, es normal que la gente pregunte si gastamos el dinero en algo más. En algo más más.

Pues la respuesta es que sí, no sólo gastamos el dinero comprar trenes que luego no usamos sino que también dedicamos importantes cantidades a restaurar las estaciones que dependen de nosotros. Este es el caso, por ejemplo, de Aranjuez, una estación histórica de gran valor arquitectónico que se encontraba en un estado de conservación lamentable: la marquesina está apuntalada, el suelo del andén principal está en muy mal estado, los aseos estaban en ruinas, no hay ascensores para sillas de ruedas y el aparcamiento es un barrizal en cuanto caen cuatro gotas. Una situación intolerable a la que decidimos poner fin a principios de 2011, cuando nos decidimos a restaurarla.


Con una inversión bastante ajustada y limitada a únicamente 2.047.325 euros y 89 céntimos (?), era necesario priorizar qué actuaciones eran más importantes y cuáles podrían esperar. Por lo tanto, usamos el dinero para blanquear el dinero de Bárcenas y la fachada, quitar los asientos del vestíbulo, quitar la tienda de chucherías, la máquina de cocacolas y la fuente de agua, sustituir los váteres por una caseta de obras y cambiar de sitio la taquilla. Después de esto ya nos íbamos a poner en serio a hacer lo que habíamos dicho que íbamos a hacer pero entonces Ecomovilidad publicó esta entrada, diciendo que en otros países no se usan tornos sino canceladoras, que es lo que teníamos antes en Aranjuez. Así que pensamos en que si instalábamos tornos en lugar de las canceladoras eso nos ayudaría a situarnos a la cabeza de Europa en instalación de tornos, y a nosotros lo de ser líderes nos vuelve locos, así que dicho y hecho. Tornos como si no hubiera mañana.

Evidentemente, los tornos no son baratos y tras dedicarles medio millón de euros ya no nos quedaba suelto para arreglar la marquesina ni el andén, ni de lejos pensamos en poner ascensores para sillas de ruedas y estamos planteándonos alquilarle el aparcamiento a alguna arrocera por si quiere cultivar en él, porque lo que es dejarlo en condiciones como que ni de coña. Pero a pesar de las cosas a las que hemos tenido que renunciar durante la restauración de esta emblemática estación para que nuestros amigos fabricantes de tornos se pudieran forrar, estamos bastante orgullosos del resultado, que se puede resumir en estas dos imágenes: a la izquierda el desagradable estado de la estación en los años 90 y a la derecha su nuevo aspecto, aséptico y funcional, en la actualidad.


Es cierto que tras la remodelación ya nadie podrá acompañar a sus familiares hasta el tren para despedirse de ellos, que al haber quitado los asientos del vestíbulo posiblemente se nos congele algún viejo que pierda el tren y tenga que esperar en el andén media hora hasta el siguiente, que la distribución actual dificulta el paso a todo el mundo, es un engorro para los viajeros de los cuatro regionales que quedan y hace perder tiempo a la gente que tenga que comprar el billete en las expendedoras o las taquillas. Pero tened en cuenta que, a cambio, al haber instalado tornos ya nadie se podrá colar y eso permitirá que no tengamos que subir tanto las tarifas. No tenéis más que mirar el Metro de Madrid, que tiene tornos en todas las estaciones y gracias a eso no tienen que subir las tarifas casi nunca y... ehm... esto... bueno, que nos ha quedado muy bonica, ¿no? Pues eso. Y esto es en lo que nos gastamos vuestro dinero, esperamos que os guste.


[Fotografía de los años 90 cortesía de Viadoc, creo; fotografía actual cortesía de Red de Transportes de Aranjuez en este tuit; "cortesía" quiere decir que en lugar de haber pedido permiso para usar las fotos nos hacemos los locos y nos limitamos a citar a los autores para ver si cuela]